Voladeros representa la recuperación de un estilo de vino que desapareció a finales del siglo XIX: un tranquilo y seco Pedro Ximénez. Delicado y elegante. Color amarillo pajizo brillante. En nariz, flores, cítricos, fruta fresca, cáscara de limón, limón y manzana verde y un fondo especiado ligero muy elegante. En boca presenta una entrada muy fresca, mineral, ligeramente salina, con una acidez cítrica muy equilibrada. Afrutado, carnoso, amplio en su paso por la boca y con un final largo y persistente. Un vino muy elegante y equilibrado incluso al comienzo de su vida.